La guerra de las galaxias: o cómo hacer carrera como guionista

Para el carro, Han; ¿para… qué? Parasegundos. ¿Y qué se supone que es un parasegundo? Pues…., la verdad es que…. La verdad es que no solo Han no puede responder a esta pregunta. En realidad nadie puede porque el de “parasegundos” es un término inventado ad hoc.

Ficha técnica

  • Título: La guerra de las galaxias (Star wars)
  • Año: 1977
  • Director: George Lucas
  • Guión: George Lucas
  • Reparto: Mark Hamill (Luke Skywalker); Harrison Ford (Han Solo); Alec Guinness (Ben Obi-Wan Kenobi);…

Sinopsis

Hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana, el joven Luke Skywalker abandona su planeta natal para unirse a la cauda rebelde liderada por la princesa Leia en su lucha contra la tirania del Imperio.

El diálogo

-Han Solo –se presentó-. Soy el capitán del Halcón Milenario. Chewee me ha dicho que buscáis transporte para el sistema Alderaan.
-Cierto, siempre que sea una nave rápida –le contestó Obi Wan Kenobi.
-¿Una nave rápida? ¿No habéis oído hablar del Halcón Milenario?
-¿Teníamos que haber oído hablar?
-Es la nave que hizo la carrera Kessel en menos de doce parasegundos. He vencido a las naves estelares del Imperio. Y no solamente a los cargueros pesados, sino incluso a las naves del tipo Morelia ¿Os parece suficiente rapidez?

El gazapo

Para el carro, Han; ¿para… qué? Parasegundos. ¿Y qué se supone que es un parasegundo? Pues…., la verdad es que…. La verdad es que no solo Han no puede responder a esta pregunta. En realidad nadie puede porque el de “parasegundos” es un término inventado ad hoc y cuya paternidad presumiblemente debemos agradecer a, pásmate, el responsable de la traducción de los diálogos a la lengua de Cervantes, que, supongo –porque no puedo asegurar que lo que viene a continuación esté basado en hechos reales- llegado el momento no dudo ni un segundo en traducir el “pársec” original -basta con acudir a la versión ídem, fantástica opción que nos ofrecen los DVDs, para escucharlo por boca de Harrison Ford- por un parasegundo de su propio cuño.
¿En qué estaría pensando el traductor? No tengo ni la más remota idea, pero lo que si sé es en qué no estaba pensando: en perder el tiempo en consultar algún manual de astronomía para averiguar qué es un pársec. De hecho hasta me puedo imaginar al “artista” echando un rápido vistazo a un diccionario de inglés para descubrir que pársec es la contracción de “parallax of the arcsecond”, o traducido al español por alguien más competente, “paralaje de un segundo de arco”. Y aquí se paró, en lugar de averiguar qué diantre significa eso. Y en consecuencia “parasegundo” para siempre le quedó.
Vaya, así que ese era el fallo. No, que va. El colofón de esta surrealista historia es que con su libre traducción, el traductor neutralizó o al menos metamorfoseó en gran “medida” el error presente en el diálogo original, lo que demuestra que a veces un clavo (de “hierro”) quita otro clavo (de “hierro”); donde “hierro” debe entenderse como la contracción de “high error”.
Una traducción más literal del diálogo original, sería ésta:
-Es la nave que hizo la carrera Kessel en menos de doce pársecs. He vencido a las naves estelares del Imperio. Y no solamente a los cargueros pesados, sino incluso a las naves del tipo Morelia ¿Os parece suficiente rapidez?

Pero entonces, ¿cuál es el “hierro”? Pues que un pársec, por mucho “sec”, de segundo, que incorpore no es una unidad temporal, sino una unidad de distancia astronómica, del mismo modo que un año-luz tampoco es una unidad temporal, aunque suene a ello, y si una de distancia (en concreto aquella que recorre la luz en un año viajando por el vacío, cosa que hace a 300.00 Km/s). Con lo que Han Solo lo que nos está diciendo es que su nave recorrió tal distancia (la que cubre la carrera Kessel) en tal distancia (la docena de pársecs). Un absurdo que lo único que demuestra es que Han es tan buen embaucador como incompetente astrónomo.
Pero dejemos a Han solo con sus “batallas” y volvamos sobre los pársecs. Un pársec se define como la distancia a la que se encuentra un objeto que tuviera una paralaje de un segundo de arco. Una definición que al común de los mortales y al excepcional traductor nos aporta la misma información que los parasegundos, es decir, ninguna, con el agravante de que además nos suena bastante peor. Pero seguro que al menos has intuido que la clave reside en la idea de paralaje, ¿a que no me equivoco? Tú tampoco. Efectivamente, la paralaje es la clave. Premio para el caballero (jedi).
La paralaje es la desviación aparente que sufre la posición de un objeto con respecto a un fondo fijo debido al cambio en la posición del observador. Vale, soy consciente de que se trata de una definición digna de Chewaka. Pero hay una forma muy fácil de entenderlo mediante un sencillo juego visual y sin tener siquiera que levantarse de la cómoda butaca en la que estás leyéndome, que no quiero que nada perturbe tu lectura; y mucho menos darte una excusa para que la abandones. Mirando a la pared del fondo, extiende el brazo hacia delante y alza el pulgar. Cierra el ojo izquierdo y mira el pulgar de esta guisa. Ahora cierra el derecho, abre el otro y vuelve a mirarlo. Habrás observado -si no es así repite la operación, esta vez con un poco más de interés- que la posición del dedo con respecto a la pared que ejerce de fondo cambia. Lo cierto es que cambia sólo aparentemente, porque el pulgar sigue en el mismo sitio, salvo que sufras de Parkinson. Lo que cambia es la posición de observación (un par de centímetros a la derecha o a la izquierda de tu nariz). Ese desplazamiento aparente es la paralaje, que depende de dos factores: la separación entre las dos posiciones de observación; que cuanto mayor sea, mayor hará la paralaje. Y la distancia entre el objeto y el punto medio de la línea que conecta ambos lugares de observación (en el ejemplo del pulgar, tu nariz), que conforme crece hace más pequeña la paralaje. Para verificarlo no te voy a pedir que separes más los ojos, pero sí que repitas el juego del pulgar, aunque esta vez con el brazo flexionado en V. Verás que la desviación aparente del dedo en estas condiciones es apreciablemente mayor, debido a que ahora el pulgar está bastante más cerca.
El fenómeno de la paralaje también se observa en el firmamento. Una estrella experimenta una desviación aparente con respecto a un fondo de estrellas mucho más distantes (y que por tanto se pueden considerar fijas). De hecho la paralaje estelar es uno de los métodos empleados desde hace más tiempo y al que todavía se recurre (lo que habla de su fiabilidad) para estimar la distancia a la que se encuentra una estrella.
Para ello, y como las desviación que las estrellas experimentan son mínimas, consecuencia de que están a una distancia sideral y la mayor distancia posible a la que se pueden “situar” los dos puntos de observación son los extremos opuestos de la órbita de la Tierra alrededor del Sol, los astrónomos calculan la desviación aparente de una estrella (y con ese dato la distancia a la que se encuentra) a partir de las observaciones realizadas con seis meses de diferencia. Cuán cierto es que la paciencia es la madre de la ciencia.
Además, los astrónomos en vez de expresar la paralaje en unidades de longitud, prefieren convertirla en un ángulo, para lo que han introducido el concepto de “ángulo de paralaje”, definido como la mitad del ángulo que forma el objeto real con sus dos “proyecciones” sobre el fondo. A partir de este ángulo y aplicando trigonometría básica, los astrónomos pueden estimar la distancia a la que se encuentra la estrella. Es este ángulo de paralaje lo que justifica el “segundo de arco” presente en la definición de pársec. Cada grado angular (y te recuerdo que una circunferencia tiene 360º), se divide en 60 minutos (de arco). Y cada uno de estos, a su vez, en 60 segundos (de arco). Por cierto, que la coletilla “de arco” se añadió precisamente para evitar la confusión con las homónimas unidades temporales. Pero está visto que para algunos ni con esas.
De lo anterior se deduce que una paralaje de un segundo de arco es un desplazamiento ridículo, como corresponde a una estrella situada a una distancia cósmica. Precisamente por ello esta forma de estimar distancias estelares sólo es aplicable a estrellas situadas a unos cuantos cientos de años-luz. Más allá, los cambios en la posición aparente resultan ya inapreciables.
En definitiva, que un pársec es la distancia a la que se encuentra una estrella que cambia su paralaje un segundo de arco visto desde los dos extremos de la órbita terrestre. Y como es muy lícito cuestionarse qué razones pueden llevar a adoptar una “medida tan impopular”, en seguida las aclaro: conocido el ángulo de paralaje, la distancia en pársecs se obtiene de forma inmediata según la relación Distancia en pársecs = 1/ ángulo de paralaje en segundos de arco. Por eso los astrónomos, que ya llevaban esperando seis meses, están tan encantados con los pársecs; mientras que a los demás nos tiran bastante más los años-luz, por aquello de que es un concepto más intuitivo. Ah, y antes de que se me pase, un pársec = 3,26 años-luz.
Moraleja: no confundas la velocidad con el chorizo, siendo éste el contrabandista Han Solo. Si, ya, la versión original de la expresión es no confundir la velocidad con el tocino, pero échale la culpa al traductor.
Pues nada, Luke, Obi-Wan, que la fuerza os acompañe que buena falta os va a hacer visto en manos de quién os ponéis.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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