50 primeras citas: Morsas, las más nobles de entre los mamíferos

El  nuevo entrenador del Real Madrid, Santiago Solari, ha aprovechado sus primeras ruedas de prensa para dejarle claro a los “tocapelotas” –o peloteros- de su equipo que para ser el más grande hay que “echarle coj…». Con el resultado de que tamaña cuestión vuelve a estar en boca y/o oídos de casi todos. Una excelente oportunidad para exhibir atributos… a modo de gazapo en este diálogo, en el que el veterinario marino experto en fauna ártica del acuario del Hawai, Henry Roth intenta ligar con Lucy, presumiendo, entre otras cosas, de sus conocimientos sobre mamíferos marinos. Pero como reza el dicho, “dime de lo que presumes y te diré de qué careces”….

Ficha técnica

  • Título: 50 primeras citas (50 first dates)
  • Año: 2004
  • Director: Peter Segal
  • Guión: George Wing, Lowell Ganz, Babaloo Mandel
  • Reparto: Adam Sandler (Henry Roth); Drew Barrymore (Lucy Whitmore); Dan Aykroid  (Dr. Keats);…

Sinopsis

Henry Roth, el veterinario marino experto en fauna ártica del acuario del Hawai por fin conoce a su chica ideal, Lucy, a la que intenta conquistar a pesar de que ella padece amnesia y cada mañana se despierta sin recordar nada del día anterior.

El diálogo

-Los leones marinos destacan por su agilidad en el agua, los delfines por su inteligencia -explica el veterinario de fauna ártica marina Henry  a Lucy- y las morsas por sus…

-¿Colmillos? -pregunta Lucy.

-Sí, eso. Por sus colmillos. Y porque pueden tener unas partes nobles gigantescas.

-¡Oh!

-Sí, sí, las segundas mayores de todos los mamíferos.

-¿Y las primeras?

-Las de “Melón Tatuado” -rió Henry señalando al cocinero del local, un amigo común al que se refería por ese apelativo.

Tiene gracia ¿eh?, pues no se vayan todavía, que aún hay más, porque en la escena final…

-Lucy me ha dicho que vas a zarpar rumbo a Alaska para estudiar a las morsas. ¿Cuándo empezará la aventura? –dijo el Dr. Keats.

-Esa aventura comenzó realmente hace unos diez años, cuando empecé a planear, a ahorrar y a construir mi barco –respondió Henry.

-Todo lo que sé de las morsas es que tienen el segundo pene más grande del mundo… El mío es el primero.

-Ese chiste es mío.

El gazapo

Nobleza obliga y hay que reconocer que, como baza para ligar, la del tamaño de los atributos de las morsas admite poca discusión. O rompes el hielo o te rompen la cara. Suceda lo que suceda habrás concitado su atención. Sin embargo como dato científico deja bastante que desear. Vamos, que no se sustenta. Y ya no hay por donde agarrarlo si además es un experto en la fauna ártica marina el que lo saca a cola…ción. Porque las partes nobles –y como tales hay que entender pene y testículos, aún a riesgo de que nos tilden de machistas- de las morsas no son ni las primeras ni las segundas de mayor tamaño de los mamíferos -y eso sin incluir las del superdotado “Melón Tatuado” en la clasificación-. Lo que hace bueno el cinematográfico dicho de que segundas partes (nobles) nunca fueron buenas.

Los más “nobles” de entre los mamíferos son las ballenas macho y en concreto los machos de la ballena azul, la más grande de todas. Lo que tampoco debería sorprender tanto pues al fin y al cabo se trata de una cuestión de proporcionalidad. Aunque no es una regla absoluta si se cumple como norma bastante general que los animales más grandes tienen los atributos más voluminosos. Aunque, reitero, no siempre es así. Sin ir más lejos -porque no hace ninguna falta- los gorilas son mucho más grandes que nosotros y sin embargo la tienen apreciablemente más pequeña, de unos 4 centímetros lo que les convierte en los primates menos dotados. Hasta el punto de que en algunos países africanos el que te llamen “pilila de gorila” es una terrible ofensa.

Lo que si puede llegar a sorprender más son los valores absolutos a los que nos referimos cuando proclamamos al “balleno” azul como el más superdotado de los mamíferos -y de todo el reino animal-. Su pene alcanza los 2,5 metros y cada uno de sus testículos pesa algo menos de 50 kilogramos. Y los machos de las restantes especies de ballenas tampoco le van muy a la zaga. Paradójicamente, así y todo, resulta extremadamente difícil vérselos ya que son órganos internos. Es decir, están alojados en el interior de cuerpo. Los segundos, a tiempo completo y el primero excepto cuando tiene que hacer uso de él.

Un pequeño –o gran- inciso que seguramente muchos machos humanos agradecerán: al decir que estos datos podían causar sorpresa, me refería en el sentido de resultar decepcionantes. Que una ballena de 30 metros y 100 toneladas tenga semejantes atributos equivale a que un hombre de 1,75 metros de altura y 70 kilogramos de peso ostente un pene de 12 centímettos y testículos de 20 gramos.

Entre los mamíferos terrestres, el más dotado es de nuevo el más grande: el elefante africano con un pene de casi 2 metros -lo que hace que en relación tamaño corporal: tamaño del pene supere a la ballena azul- y que por fortuna para su poseedor también permanece oculto en el interior del cuerpo hasta el momento de la cópula, porque de lo contrario lo iría arrastrando con los escozores y rozaduras que eso conllevaría. 

En lo que sí aventajan las morsas a todos los demás animales es en la talla de su báculo, que es el hueso (de tamaño y forma muy variable) que presentan muchas especies de mamíferos en el pene -aunque no el hombre por si alguno no se había cerciorado- a fin de facilitar la erección y la penetración, así como prolongar ésta. Entre los mamíferos que sí cuentan con él están los cánidos, los felinos, los roedores y los primates, salvo el hombre –el gorila sí lo tiene, pero ni por esas-. Entre los que no, además del ser humano, se pueden citar a  las ballenas, los caballos, los marsupiales o las hienas. En todos estos casos el peso de la erección recae en un tejido muscular especial denominado cuerpo cavernoso.

El báculo de las morsas es extremadamente largo pudiendo superar con creces el medio metro de longitud -por ahí le anda a un fémur humano-, lo que  convierte a este animal en “el rey de mambo” tanto en términos absolutos como relativos (relación tamaño corporal: tamaño del báculo). 

Como remate, volvamos al diálogo que ha propiciado este “picante” monólogo. Con dos… apuntes finales:

1) Los  colmillos de las morsas son otro de sus rasgos distintivos y bastante más evidentes, puesto que el pene permanece oculto en el interior del cuerpo casi todo el tiempo. Pueden alcanzar incluso el metro de longitud, los lucen ambos sexos y les sirven no sólo para defenderse y para establecer jerarquías y evitar en muchos casos que la sangre llegue al ártico; también para cavar en el hielo, clavarse en él para ayudarse a salir el agua e incluso para garantizar la estabilidad mientras duermen. Así que si no quieres escandalizar a tu cita, mejor que sigas por esta línea y obvies sacar a relucir los títulos nobiliarios hasta una mejor ocasión.

2) Y si quieres escandalizarla, entonces el problema es que salvo que seas un veterinario experto en fauna marina ártica será difícil que saques el tema como quien no quiere la cosa, sin hacer que parezcas un pedante o un “salido”. Pero tranquilo hay una alternativa que nunca falla. Aunque te saldrá más cara: invítala a comer percebes, que son los animales con el pene más largo –de largo- en comparación con su tamaño corporal. Hasta cuarenta veces más grande. Tienen un buen motivo, al ser sésiles es decir, carecer de movilidad por estar fijados a una superficie, es la única  forma de asegurarse que alcanzarán a fecundar a su vecinas. Y si los percebes exceden tus posibilidades -monetarias, por supuesto- entre los vertebrados tamaña distinción recae en el pato argentino de pico azul. Así que siempre te queda el recurso más modesto de convidarla a paté.

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